Es frecuente que al realizar una sobrecarga, una exigencia, un movimiento improvisto, al otro día amanezca una rodilla hinchada.

A no desesperar, si no hay dolor intenso y la movilidad es bastante buena, hay que esperar 48 horas, colocar hielo y no exigir grandes cargas. Si vemos un cambio positivo y muy notorio, fue una respuesta momentánea de protección. Por el contrario, si el proceso evoluciona con más inflamación, dolor, inmovilidad e inestabilidad, recurrir a un profesional para corroborar el tipo de lesión.

Cualquier proceso de defensa produce una inflamación y cierta inmovilidad articular. Para protegernos de algo más grave, es importante prestarle atención, controlar y observar la evolución, ya que eso nos indica si es momentáneo o una lesión de importancia.

Si supera las 48 a 72 horas, no te dejes estar más, porque lesión que se agarra a tiempo se soluciona más rápido y fácil.